V Premio Honorífico del Colectivo de Autoras de Cómic
Montse Clavé, es una
historietista, con una obra de gran calidad marcada por el compromiso social y
feminista, que reafirmó la autoría femenina más allá de los límites de los
géneros impuestos por hasta esos momentos. En este sentido su obra junto con la
de Marika Vila establecen una línea de continuidad con la de Nuria Pompeia,
aunque, o gracias a que, publicasen en diferentes revistas y desarrollasen
estilos gráficos y narrativos diversos. Por desgracia esta evolución creativa se
vio obstaculizada y finalmente cortada por la estrechez de nuestro mercado
editorial, es decir por la imposibilidad de publicar.
Su primera influencia más es la
de su hermano mayor, el también
historietista Florenci Clavé. En 1969 después de una estancia en París viajó
a Cuba, donde permaneció hasta 1971, colaborando en la creación de la Editorial
Gente Nueva del Instituto del Libro Cubano. Ese mismo año volvió a Barcelona, y
se implicó en la militancia antifranquista, concretamente en el grupo político
Bandera Roja y realizó algún cómic clandestino de denuncia de la represión
existente.
Es en 1976 cuando comienza a trabajar como profesional del cómic. Así, por
una parte dedica una parte de su actividad a dibujar material para agencia, con
historietas que se publicaban primero en
revistas de historietas románticas del norte de Europa y luego en España, en
tebeos como Celia o Sissi. Casi en paralelo, se incorpora al
equipo Butifarra! , con el colaboró
en las diferentes etapas de su existencia. Butifarra! es un colectivo que surge con y por la necesidad de
comunicar a través de la historieta su visión crítica de lo que sucedía ,
primero en los barrios de Barcelona, y más tarde en el conjunto de la sociedad.
Es coherente con esta postura que el nº 12, de
febrero de 1976, de la primera etapa de la revista Butifarra se dedicase a la
problemática social de la mujer bajo el significativo titulo de la mujer en casa con la pata quebrada.
Nuria Pompeia ya había abierto brecha feminista en el territorio
historietístico con La educación de
Palmira( guión de Vázquez Montalbán, Revista Triunfo, 1970) y Mujercitas (1975); pero éste es el primer número de una revista de
humor gráfico, y de historieta, planteado monográficamente desde esa
perspectiva. En él Montse Clavè aporta
la historieta Las hijas bien educadas. Guía práctica para el uso de las hijas en
familia, en la que ridiculiza en tono de humor crítico las reaccionarias y machistas normas de urbanidad
que pervivían desde 1908 y finaliza con la huida liberadora de la protagonista
el día de su boda. Este última viñeta es muy simbólica y rima con el No con el
que la Palmira, de Pompeia y Vázquez Montalbán, cierra tanto su relato como las
puertas al matrimonio, como obligada salida vital para la mujer. Rechazo que
nos dice mucho sobre la situación de la mujer en nuestra sociedad de entonces,
así como de la existencia de un movimiento feminista, que también empieza a
manifestarse en la historieta. Ya en la segunda etapa de la revista, ya en
1978, Montse dibuja la Prote, una dura y hermosa historieta sobre el reformatorio de
menores de Barcelona sobre un guión del
l’Avi, con un estilo realista sobrio y al mismo tiempo lleno de sensibilidad, especialmente
en el tratamiento de los rostros de los
niños. Así mismo hay que destacar Te
recuerdo Chile con guión de Juanjo Sarto que en el octavo aniversario del
golpe de estado de Pinochet reivindica la memoria de sus víctimas.
Su implicación en el movimiento feminista
catalán le lleva a colaborar con La Sal, Librería-Bar y centro de agitación cultural
feminista de Barcelona. Allí, aparte de realizar múltiples ilustraciones
propagandísticas surge su colaboración con Mari Chordá que se plasmará en la ilustración del texto
de Quadern del cos i del aigua y la
realización de Las entrañablesas, combativa y divertida historieta antimachista
con toques underground, que se publicaría
en la revista Mundo en 1977, en el
guión de esta última también colaboraría Ana Díaz Plaja.
También participó en otro de los
intentos más sugerentes, y por desgracia fracasados, de crear una historieta con peso cultural e
implicación social. Así, fue miembro fundador de El Colectivo de la
Historieta, formado por
veinticuatro profesionales, críticos y estudiosos, guionistas y escritores, dibujantes
y que editó desde mayo de 1977 la revista Trocha que
pasó a llamarse a Troya. En el nº1 de la misma
publica Doble
jornada, historieta
al estilo de Una página propia, en la
que con lúcida ironía desmonta el discurso de cierta progresía sobre la
solidaridad que no practica en las tareas de la casa, un clásico muy actual . Ahora
bien serán Perfidia y Jenny de Westfalia: Homenaje a tantas otras, que aparecen en el nº3-4, sus aportaciones más
diferenciadas. La primera, que se desarrolla sobre una estructura de
página abierta y sin viñetas enmarcadas, contrapone el relato de la mujer
infiel del bolero que da título a la narración, con diferentes imágenes de la
realidad social de la mujer. Mientras que en la segunda recrea, al estilo del
mexicano Rius, aspectos biográficos de la mujer de Marx para reivindicar
su figura oscurecida, como tantas otras, por la de su compañero.
En 1982 el equipo Butifarra saca
la revista Cul de Sac de interesante y
corta vida. Montse participa en ella con Una
página propia, serie que llevaba la marca de cálido grafismo y de punzante
ironía que distinguiría a buena parte de los trabajos de Montse Clavé, y que
tiene el mérito de ser, entre nosotros, la primera de humor costumbrista
realizada desde el punto de vista femenino y feminista. Cuatro años más tarde crea Betty de Bup para Más madera, tebeo que el equipo
Butifarra realiza para una Bruguera agonizante y dirigida hacia un público
joven. En consonancia, mantiene el escenario costumbrista femenino, pero dando
protagonismo al sector adolescente. En esta serie su grafismo refleja es más
sintético, suelto y en cierta parte próximo. Una evolución que ya se había dado
en Las amigas y Bailen 30, series que publica respectivamente en Hogar y Moda y Dunia , revistas generalistas dirigidas al público femenino, y en
las que tuvo cierta continuidad la línea humorística iniciada en Cul de sac.
Montse Clavé, desarrolla la mayor
parte de su obra, como autora completa, en el terreno de las historietas
cortas, especialmente de una página. En ese espacio narrativo, evidencia una
gran capacidad de condensar el relato al
mismo tiempo hacerlo fluido. Una sucesión de pequeños, pero significativos,
detalles nos conducen a un gaga cargado de ironía, pero , la mayoría de las
veces, también de ternura. Todo ello gracias a la selección cuidada de
imágenes y al juego que establece con
los diálogos o pensamientos. Esas páginas reflejan una aguda mirada
observadora, que caza escenas en la realidad que le rodea para recrearlas
después de tratarlas con su particular filtro humorístico. Son testimonios necesarios
para tener la visión completa de nuestra sociedad en ese tiempo.
Pepe Gálvez
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