Mil días que estremecieron el mundo
Carlos Reyes (guionista) y Rodrigo Elgueta (dibujante)
Edición conjunta de La oveja roja y Tigres de Paper
Por la misma dinámica que la historia la escriben los vencedores,
la memoria de los vencidos tiene que pelear mucha para vencer la presión de la
manipulación o del olvido. Los años de
Allende, a los que se refiere el título de esta libro gráfico, se refieren
a los mil días de gobierno de Unidad Popular en Chile bajo la presidencia de
Salvador Allende. Una experiencia que acabó con el golpe de estado encabezado
por Pinochet y que permanece arrinconada en el desván de la desmemoria, a pesar
de que sus repercusiones desbordaron al ámbito nacional en el que se
desarrollaron y acabaron afectando no sólo América del Sur sino también a buena
parte de Europa. Una experiencia que, sobre unas mínimas bases de ficción,
pretende recrear esta narración gráfica. El libro desarrolla el relato
descriptivo dividido en un prólogo y cuatro capítulos que tratan los sucedido
en los años 1970, 1971, 1972 y 1973 respectivamente, de forma que se recrea cronológicamente las
diferentes fases del proceso.
John Nitsch periodista norteamericano es el ficticio personaje
instrumental que vehiculiza la narración bajo la excusa de reconstruir,
cuarenta años más tarde, sus vivencias como corresponsal, de un diario
norteamericano, enviado a Chile a finales de agosto de 1970 para seguir el proceso
electoral que conducirá al triunfo de la alianza de unidad popular con Salvador
Allende al frente.
El uso del periodista como eje narrativo presenta, en este caso,
la ventaja de que el narrador debe aprender desde un cierto grado de
desconocimiento y sin estar implicado
directamente en el conflicto. Así, su natural tarea de establecer contactos y obtener
información se convierte en un eficaz vehículo para el relato de los hechos. La
parte más débil es la de las relaciones humanas del personaje: poco desarrollada
y en gran parte previsible y/o forzada. Déficit que, por otra parte, está
condicionado por la escasez de espacio narrativo y por el inevitable mayor peso
de la visión general del proceso sobre la aspecto individual de esta historia.
El relato-reportaje se concreta gráficamente mediante un dibujo
realista, cálido, con buena definición de los rostros así como recreación de
los actos de masas y que asimismo
soluciona con eficacia la recreación de discursos y especialmente la recreación
del golpe de estado y de la muerte de Allende. El ritmo narrativo es fuerte,
propio de la intensidad del un proceso que se inicia con el triunfo de con un
programa de transformación social y económico, cuya aplicación nunca fue
aceptada por la derecha económica y social que pasó enseguida al boicot y a la
alternativa golpista, mientras sectores populares como el MIR consideraban
insuficientes las reformas realizadas. Especial presencia tienen las
manifestaciones culturales que fructificaron con la movilización popular como los
murales de la Brigada Ramona Parra, los recitales de la Nueva canción chilena.
el documentalismo de Patricio Guzmán, el cartelismo o las revistas La Chiva y
La firme.
Pepe Gálvez
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